CASILLA MARTÍNEZ - PEÑA DEL PERRO - ALBERGUE SAN FRANCISCO - LAS SABINAS - CASILLA COGOLLOS - CASILLA MARTÍNEZ
Tomando motorizados la GR-30, la A-395 (carretera de Sierra Nevada), dejando atrás el Centro de Visitantes del Dornajo, tomando la A-4025 (hasta el km 2,6), situados sobre la cota de los 1.874 m. de altitud, punto exacto en donde dejamos aparcados los vehículos. Una vez en este enclave la ruta la iniciamos por un camino carretero de tierra bastante ancho que pasa por la parte posterior de las Casillas de Martínez. Dicho camino en su primera parte discurre entre un hermoso pinar que cruza varios barrancos, marchando por el sendero PR-A19, y que durante la mayor parte del año sirven de conducciones naturales para guiar sus aguas hacia el barranco de San Juan. Todo este camino nos lleva hasta la citada Peña del Perro (1.860 m.), punto donde termina el carril y desde donde divisamos unas vistas maravillosas: enfrente La Morra, y las primeras estribaciones norte de Sierra Nevada, a nuestra izquierda la Loma de la Cuna de los Cuartos (Maitena), y bajo nosotros el barranco de San Juan, el Cortijo de la Hortichuela y las antiguas minas de serpentina. En tiempos pasados, en este mismo lugar, vivieron una familia de pastores y su ganado pastaba en todo su entorno, aprovechando la generosidad de los pastizales que existían y que hoy en día continúan alfombrando estas tierras. Aquí hacemos una pequeña parada para deleite de los ojos y riego de la vista. Proseguimos la marcha cruzando por el barranco de la Peña del Perro que desciende de la Peña de San Luis, por una pequeña vereda que antiguamente hacía de acequia, y que va ascendiendo hasta llegar a la Choza del Billetes, actualmente en estado de ruina. Desde este punto y por una senda, debidamente señalizada, ascendemos lentamente, atravesando también un hermoso pinar, hacia el Albergue de San Francisco, situado en los Campos de Otero (2.205 m.) y perteneciente a la Sociedad Sierra Nevada. Albergue para unas 15 plazas que, según consta en su inscripción, en la puerta de entrada, fue construido en el año 1920, siendo una construcción contigua al principal y más grande, bautizado como Albergue de Montaña de San Francisco o de las Cúpulas, y del que hoy no quedan ni restos y que fue construido también por dicha sociedad en el año 1915 enclavado en el Peñón de la Mojonera, primero y pionero de toda Sierra Nevada. En este lugar, el de los Campos de Otero, es donde se inició la práctica del esquí (hasta hace muy poco han existido restos de los arrastres mecánicos de las pistas de la Hoya de la Mora, observándose aún las preparaciones del terreno). Lugar que cumplía con todos los requisitos: amplitud, buenas pendientes, resguardado del viento de la montaña y con una nieve, casi siempre en polvo, debido a su excelente orientación. Los Campos de Otero fueron escenarios de las competiciones de las Semanas Deportivas Sierra Nevada en los años 30, suspendiéndose más adelante a consecuencia del estallido de la Guerra Civil española. Aquí incluso, llegaron a instalarse los primeros remontes mecánicos, y contando los más viejos montañeros, que el día de su inauguración los motores, que instalaron malamente, funcionaron al revés y en vez de arrastrar hacia arriba, lo hicieron al contrario. Nos dirigirnos ahora con dirección Oeste por la que fuera su carretera de acceso y antiguamente asfaltada hacia el Collado del Diablo (2.400 m.) y punto más alto de la marcha. Desde allí observamos los Peñones de San Francisco asomando; de frente la loma de Dílar que parte de las inmediaciones de la estación de Esquí; también divisamos el Trevenque, Los Alayos, el Corazón de la Sandía, La Silleta del Padul, El Pico de la Carne, Cerro Gordo, Los Poyos de Monachil. Continuamos la marcha después de este pequeño descanso, y nos encaminamos ahora tomando el antiguo Camino de los Neveros para pasar justo al lado del Albergue Militar (2.250 m.) para girar a nuestra derecha y dirigirnos al Collado de las Sabinas. Aquí las vistas son también de revista: de nuevo los Peñones de San Francisco como calzándose las altas cumbres de Sierra Nevada y todo el horizonte de dientes y sierras momentos antes avistados. Comenzamos a descender y aquí observamos muchísima vegetación de pequeño porte: sabina y enebros rastreros, cojín de monja, endrino, piorno blanco (astragalus granatensis), agracejos... continuando con la vereda señalizada con dirección a Güéjar Sierra. Pasamos primero por Casilla Cogollos, ruinas de una antiguo cortijo en cuyas inmediaciones hay un nacimiento de agua a los pies de una gran roca. Desde aquí, atravesando varias chorreras y tras cruzar un pinar como fin de la bajada, nos incorporamos de nuevo al carril de inicio de esta marcha circular, pasando de nuevo por la Casilla de Martínez; y en cinco minutos, en la pequeña explanada donde dejamos los coches. Como siempre, aquí os dejo con todo un reguero de instantáneas como detalle y muestra de nuestros pasos. ¡Un saludo y hasta la próxima!